.The_True_Tittle.

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~*Rose´s iPod*~

7 de noviembre de 2010

Capítulo 12.

La cesta de Boo estaba situada en el lateral derecho de mi cama. A partir de ahora pasaría todos los días levantándome con el pie izquierdo. Anabel me había dejado colocarla en la habitación, a ella no le importaba. Heath había conseguido una especie de ley sobornando a su madre, que dictaba que se podían tener animales en la academia, siempre y cuando no interrumpieran el transcurso de las clases.

Me levanté de los pies de la cama, donde me había sentado un momento para hacer mi intervención mental. Me dirigí al aseo.

El servicio no era lo que se dice un pedazo de aseo. Tenía una bañera antigua un poco cutre, todo hay que decirlo, un lavamanos, sobre él, un espejo. Y un WC. Lo normal.

Si tenemos en cuenta que Anabel apenas se maquillaba y que supongo que iría a otro aseo, comencé a pensar en apropiarme de él. Salí del baño y comencé a rebuscar entre mis pertenencias. Cogí un pequeño neceser con el cepillo de dientes, un jabón para la cara, dos lápices de ojos (uno negro y otro verde, por si lo dudabais) y una pequeña cajita de hilo dental. En la otra mano llevaba un albornoz negro. Me costó encontrarlo en las tiendas, era muy extraño encontrarlos teniendo en cuenta que era un albornoz… gótico. Literalmente, claro.

Cuando guardé el neceser en un cajón portátil y la toalla en una percha tras la puerta, descorrí la cortina de la bañera para descubrir que en su interior había una esponja embalada, dos botes de Gel de Almendra y uno de Champú de coco y menta. Guay.

Salí pronto del cuarto de baño. Fue una ducha exprés. Me dejé el pelo suelto, me puse unos pantalones verdes y una sudadera gris y salí de la habitación, cerrando con suavidad la puerta, para no asustar a Boo. (Qué irónico)

Comencé a caminar por los pasillos, con una pequeña bandolera negra en la que llevaba una libreta pequeña y unos cuantos bolígrafos, para apuntar las cosas que me hicieran falta. Hoy había quedado con Lukas y Anabel, para intentar tomar nota sobre lo que tengo que hacer si pasa algo. Y sobre si utilizo mi poder y me pasa la cosa esa del mareo.

Salí de la Academia, retrocediendo un poco al cruzar el umbral porque la luz del sol me golpeó en los ojos.

-Maldito día.- sí, siempre me habían gustado los días lluviosos, y por lo que veis, mi debilidad no era el sol precisamente. Y no soy un vampiro, que conste.

En la zona de césped había una gran cantidad de personas, almorzando, leyendo, o simplemente, tomando el sol tumbados sobre la hierba húmeda. Vi bajo un árbol a Lukas, con las piernas cruzadas y, cómo no, con los auriculares puestos. De pié estaba Anabel, que me saludaba con la mano. Anduve hasta su posición.

-¡Hey, Rose!- Anabel iba vestida con un vestido negro y unas medias rosas, mas unas botas con chapitas plateadas. Se había puesto un pasador lila en el colorido pelo.- ¿Qué tal has dormido?

-Bueno, podía haber sido mejor. –Sí, es cierto. En sosa no hay quien me gane.- Hey.- Saludé a Lukas.

-Hey.- Por lo visto, a Lukas tampoco lo ganaba nadie.

Tomé asiento en el césped. Anabel se sentó a mi lado y sacó una pequeña carpeta de nosedonde, y comenzó a escribir cosas.

-¿Qué escribes?- Me asomé por encima de su brazo.

-¿Qué?- miró a Lukas, que se había quitado los auriculares.- ¡Es cierto!

Comenzó a reírse. Yo enarqué una ceja y miré a Lukas, que la observaba con la misma incredulidad que yo.

-Se supone que los Delphos podemos comunicarnos sin hablar.- Me explicó.

-¿Qué dices?- Abrí los ojos.-¿Estabas hablando?

-Sí. Había olvidado que tú todavía no sabes.- Me sonrió un poco, pero apenas lo vi.

¿Iba a poder hablar con la gente sin…si hablar? Vaya, realmente era lo que se dice, una RARA. Anabel se terminó de reír y soltó un breve ``lo siento´´. Me encogí de hombros y saqué mi libreta, junto con un bolígrafo morado.

-Está bien. Copia.- Abrí el cuaderno y comencé a anotar.- Los Delphos nunca deben ir solos.
Estamos en peligro, por lo que ir solos nos expone a que nos capturen, nos utilicen para sacarnos información, o simplemente, nos eliminen.- Me estremecí, pero no dejé de copiar.- Un Delphos no debe utilizar su poder delante de un humano. Es un pacto universal que si rompes, se pena con la destitución.

-¿Qué es eso?

- Normalmente,-explicó Anabel.- no suele haber muchos Delphos que hagan esto. La mayoría de los que lo hacen es porque, o bien están muy vinculados con ellos, si son tu familia y todo eso, que en ese caso no se pena. O si te enamoras de un humano. Te destituyen dejándote a merced del día a día, porque tú renuncias al poder. Si un Éxodo te captura, es cosa tuya.

-Supongo que un Éxodo, serán los que mataron a mis padres.

-Exacto.- Terminé de apuntar las notas y miré a Lukas, que acto seguido continuó hablando.

-El objetivo principal de los Delphos es proteger la especie y acabar con aquellos que quieren extinguirnos. Regla fundamental: Si un Éxodo se interpone en tu camino,-me miró triste.- acaba con él. –Me pregunté si él habría matado a algún Éxodo en sus 18 años de vida.

- Regla número 2: Nunca te enamores de un Delphos.- Prosiguió.

-Espera, espera…- Le paré.- Si no puedes enamorarte de un Delphos, ni tampoco de un humano… ¿De quién te puedes enamorar? ¿De Boo?-Puse un tono irónico, pero no sonrió.

- En tu caso, no deberías enamorarte. Porque eres una Delphos ancestral.- Me explicó. Miré de reojo a Anabel, que escribía como una loca, aunque supongo que todo esto ya lo sabría.- El enamorarse de un Delphos, solo puede provocar que ames más a esa persona que a tu especie. Pero tú, si eliges a una persona antes que a la especie, te extinguirás.

- Vale, me acabas de decir que mi vida va a ser absurda y monótona.

-Sí, pero sólo si eres una cobarde y no arriesgas.- Me soltó. Enarcó una ceja. ¿Eso iba con segundas?

-Lo siento, ``cobarde´´ no entra dentro de mi vocabulario siniestro.

-¡Anabel!- Heath estaba al otro lado del campus y chillaba como un poseso.

- Me voy chicos. Nos vemos luego.- Me sonrió y echó a Lukas una mirada para excusarse. Recogió sus cosas en un visto y no visto y salió corriendo a los brazos de Heath.

Me levanté y cogí asiento al lado de Lukas. Éste se había puesto un auricular.

- ¿Algo más?

- Por hoy es suficiente. Después de clase, si quieres te diré algo más. Pero creo que ya te he causado un trauma. ¿O me equivoco?- Enarcó una ceja, al igual que yo.

- No voy a poder enamorarme, ¿no? – En realidad me producía una pizca de tristeza.

-Claro que puedes.- Me miró con sus ojos plateados y me sonrió. Le devolví la sonrisa. Acto seguido se puso el otro auricular y cerró los ojos, pero no sin antes añadir: - Puedes enamorarte de quien quieras. Mientras que no sea el pesado de mi hermano, de quien tú quieras.

Sonreí.

5 de noviembre de 2010

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Venga, vamos, pregunta, que acabo de merendar, y a esta hora no como. ;D http://formspring.me/LadyChopin