-Nadie me ha dicho nada de ``esto ´´.- Señalé la pulsera con repulsión.
-Vamos, Rose.- Heath me la volvió a acercar. Intenté alejarme de él, pero había una pared a mi espalda por lo que no tenía escapatoria.- Sabes que debes ponértela. Todos aquí la llevamos.
-No. Yo no pienso llevarla.- Le esquivé y me senté en uno de los sillones de la sala común. Para mi desgracia, Heath tomó asiento a mi lado.
-En esta academia es fundamental. Sabes que mi madre no va a dejar que salgas siquiera de tu habitación si no la llevas.
-No.- Estaba indignada.- No pienso llevarla, Heath. No pienso llevar una maldita pulsera que le diga a todo el profesorado donde demonios me he metido.- Fue a replicar, pero le corté.- No. ¿ Qué parte del ``NO´´ no has entendido aún, Heath? NO hay más que hablar.
-Rose. No es solo una pulsera localizadora. También es un dispositivo de autodefensa y ataque. Nos avisa si hay algún ataque para prepararnos. Es necesario que le lleves.
-Pero Heath,- La cogí con la punta de los dedos índice y pulgar. Miré la pulsera asqueada.- ¿cómo demonios voy a conjuntarla con mi ropa? Siempre voy de negro y verde, y tú vas y me la das amarilla. - La miré de nuevo más detenidamente. Más que una pulsera, parecía como una muñequera de plástico.- Que color tan horrible.
-Eso no importa.- Puso los ojos en blanco.- Te la pondrás y punto.
Eso dio fin a nuestra pequeña disputa. Heath me mandó a arreglarme antes de que empezaran las clases a las 11. Me quedé un poco impresionada cuando me comentaron el horario de la academia: Las clases comenzaban a las 11 de la mañana. A las 14:15 se servía la comida. A las 16:30 volvías a las clases. Hasta las ocho del crepúsculo, donde te otorgaban media hora para cenar y el resto de tiempo libre hasta las 23:00.
Al fin y al cabo, esto no era una academia exáctamente normal. La mayoría de gente que estaba internada se conocía todo el reglamento a la perfección. Ya había visto la absurda pulsera en varias muñecas. Aunque la mayoría de ellas no eran amarillas, habían unas cuantas de colores chillones y fluorescentes. Al menos no sería la única llamando la atención.
Ya me conocía el camino hacia mi habitación. Apenas tardé unos tres minutos en subir hasta ella y entrar con la llave gemela que me había prestado Anabel. No había decorado demasiado mi lado de cuarto porque apenas tenía algo con lo que decorarlo. Lucy se había limitado a empaquetar mi ropa, mis libros, mis zapatos, y algunos objetos de afecto personal como un Ipod, un pequeño bolsito con maquillaje, y, para mi sorpresa, el portátil de mi tío.
Saqué unos pantalones oscuros, unas zapatillas negras y una camiseta marrón y verde. Mi cabello ya era liso de tanto utilizar la plancha, por lo que la coleta que me hice dio lugar a un amasijo de pelos pincho. Maquillé un poco a malas penas mis ojos y salí de la habitación con mi pequeño bolso de la Novia Cadáver, otra de mis pertenencias recordadas.
Aún había algunos alumnos rezagados en los pasillos de la tercera planta. Pero no veía a Lukas por ningún lado. Se suponía que sería él que me guiara hacia la clases, por lo de ser mi mentor y eso. La noticia no había sido precisamente la mejor desde que llegué a aquí, pero yo tenía muy claro que en cuanto me desenvolviera lo suficiente en la academia, él me dejaría en paz y todo volvería a ser normal, no en el sentido literal de la palabra, claro.
Últimamente, mi relación con Lukas no era muy buena. Aún no entendía porqué, ya que la primera vez que nos vimos, no sé, tampoco digo que hubiera feeling, pero tenía la sensación de que nos conocíamos. Sin embargo, ahora lo único que hacía era evitarme, gastarme bromas, dejarme en evidencia (cosa que me ponía de los nervios) y para colmo, ahora pretendía que llegara tarde a mi primera clase. Esta me la iba a pagar.
Caminé hasta el ascensor. Los últimos alumnos del pasillo ya estaban desapareciendo y me estaba asustando. Pero cuando la puerta se abrió respiré un poco aliviada y enfadada y…
- ¿Vamos o qué? – Adentré en el ascensor sin mirarle a los ojos y pulsó el uno.
- ¿Tienes por costumbre llegar tarde siempre a la clase? Sólo por curiosidad.- Soplé un mechón de pelo suelto que caía sobre mi ojo izquierdo.
- No, la verdad es que no. Pero hoy tengo escusa.- Esta vez sí que lo miré, y me arrepentí al instante. Tenía la esperanza de que los ojos hubieran cambiado de color.- Ya sabes, tengo que acompañar a la `` nueva ´´.
Enarqué una ceja, pero no tuve tiempo a responderle, pues la puerta se abrió y salimos al exterior. Le seguí un paso rezagada mientras le pegaba tirones a la pulsera escondida bajo una vieja muñequera negra. Se detuvo junto a una puerta doble al final del pasillo. La abrió y se colocó a su lado.
- Las damas primero.- Al menos era educado.
Me adentré en la sala. Era como un teatro, todo repleto de butacas, y en el final, una enorme pista de parquét. Vale, más que un teatro era como un gimnasio. La mayoría de alumnos ya estaban sentados en algunos de los asientos. Entre ellos pude distinguir a la tal Deborah, la rubia imbécil con la que me había cruzado el primer día. Lukas se situó a mi lado.
- Ven, vamos a sentarnos ahí.- Señaló unas butacas vacías en la segunda fila. Al lado de Eva. – Los primeros días deberías ponerte en las primeras filas, así no te perderás.- No repliqué, al fin y al cabo tenía razón.
Tomé asiento al lado de Eva, que al verme, me sonrió. No tuve tiempo de entablar una conversación con ella, ya que el profesor apareció de la nada.
- Buenos días, jóvenes Delphos.- Hizo una leve inclinación hacia nosotros.
Era un hombre joven, de apenas treinta años. Su cabello era pelirrojo oscuro, con unos restos de barba de tres días. Era un poco bajito, pero también delgado. Me miró, y dejé de inspeccionarle.
- Pero bueno, qué ven mis ojos… Si tenemos una alumna nueva…- Me instó a presentarme.
- Rose Darling, señor.
- ¡Oh no!- Se carcajeó, no se de qué.- No me llames señor, me haces sentir viejo. Llámame Christoph.- Asentí debilmente.- Bueno, hoy vamos a realizar una práctica. Os colocaré un moñeco de gomaespuma al final de la clase y ese será vuestro atacante. Debéis enseñarnos a todos vuestra forma de defenderos.
Perfecto. Y yo, que me acababa de enterar de que era una Delphos, lo iba a hacer divinamente (IRONIA).
26 de septiembre de 2010
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2 comentarios:
uyyyy el problema de Rose de defenderse jajajajaja que pena qe tengamos que esperar hasta el proximo domingo
que waiiiiii
que ganas de que subas el siguiente .... =P
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